Representando casi a un 5% del total de la población indígena en México, poblando una quinta parte del territorio, México cuenta con 62 pueblos indígenas; siendo Chiapas, Oaxaca y Veracruz las entidades federativas con mayor población indígena.
De las 188 mil localidades rurales de la República Mexicana, 79 mil son localidades “aisladas”. El 63% de pueblos campesinos que sufren incomunicación provienen del estado de Chihuahua registrando la mayor tasa de localidades rurales desconectadas geográficamente, según el Conapo.
La escasez de elementos básicos y el alto grado de marginación en estas comunidades ha traído consigo un alto rezago educativo en la población y aunque la tecnología digital está cambiando el mundo, no todos tienen acceso a ella.
El enlace a la tecnología digital amplía las oportunidades de los niños en entornos más favorecidos. No obstante, con base a los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2017 (ENDUTIH), en México el acceso a internet se concentra en zonas urbanas representando al 51% de la población; conectando a 7 de cada 10 personas, mientras que, en las zonas rurales 4 de cada 10 personas tienen acceso a internet.
Esta deficiencia se vincula principalmente con la falta de infraestructura, limitantes en los servicios de conectividad, poca disponibilidad de dispositivos electrónicos y carencias respecto a la habilitación digital.
Por tal motivo, la adopción tecnológica y el uso significativo que le otorguen las personas a las TIC desde una perspectiva sociocultural debe generar bienestar individual y social a las poblaciones más vulnerables.
Es por ello, que a finales de el año 2018 surge el movimiento “Padrinos WISP” de la WISP MX (Asociación Nacional de Proveedores de Internet Inalámbrico) con la esencia de conectar, suministrar y educar a comunidades remotas con el fin de lograr un impacto social en su comunidad.